Cedro

sábado, 9 de noviembre de 2013

¿El mal existe?

En la Universidad de Berlín, durante una conferencia, uno de los profesores desafío a los alumnos con la siguiente pregunta:
-¿Creó Dios todo lo que existe?
-Sí, Él creó todo lo que existe. -Respondió valientemente un joven.
El profesor, dijo:
-Si Dios creó todo lo que existe, ¡entonces Dios hizo el mal, ya que el mal existe! Y Dios es malo, porque creo el mal.
El joven calló con la respuesta, y el profesor quedó satisfecho de haber probado, una vez más, que la religión era un mito.

Otro estudiante levantó la mano y dijo:
-¿Puedo hacerle una pregunta, profesor?
-Claro que sí, -respondió el profesor.
-Profesor, ¿el frío existe? -Preguntó el estudiante.
-¿Pues claro que existe, ¿o acaso nunca sentiste frío? -Contestó el profesor.
-En verdad, señor, el frío no existe. -Respondió el estudiante. -Según la física, lo que es frío, en realidad, es la ausencia de calor. El hombre creó esa definición para describir la sensación que sentimos cuando no tenemos calor.
-Y, ¿existe la oscuridad? -Continuó preguntando el estudiante.
-Por supuesto que existe. -Dijo el profesor.
El estudiante le respondió:
-La oscuridad tampoco existe; la oscuridad, en realidad, es la ausencia de luz,
la luz podemos estudiarla, pero la oscuridad, no. La oscuridad es una definición del hombre para describir la ausencia de luz.

Finalmente, el estudiante preguntó nuevamente al profesor:
-Señor ¿El mal existe?
El profesor respondió:
-Por supuesto, todos los días vemos robos, crímenes, violencia en todo el mundo. Eso es cosa del mal.
-No Señor, el mal no existe por sí mismo. -Dijo el estudiante. -El mal es la ausencia del bien; el mal es una definición del hombre para describir la ausencia de Dios.
-Dios no creó el mal. El mal es el resultado de la ausencia de Dios en el corazón de los seres humanos. Es igual al frío cuando no hay calor, o con la obscuridad cuando no hay luz.

El estudiante fue aplaudido por los demás alumnos y el maestro, permaneció en silencio. El director de la Universidad, se dirigió al joven estudiante y le preguntó:
-¿Cuál es tu nombre?
-Me llamo,
Albert Einstein.

Moraleja: si el mal no fuese sentido, el bien no sería conocido.


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